¿Quién paga los aranceles de EE.UU. y a dónde va ese dinero?
Por Sofia Benavides, CNN en Español
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, declaró este miércoles una emergencia económica en Estados Unidos y anunció aranceles de al menos el 10 % para todos los países del mundo, en un episodio sin precedentes que él mismo definió como “Día de la Liberación”. En calidad de segundo mayor exportador a EE.UU., China es el país más afectado por los aranceles, pero no es el único que pagará por la medida del presidente republicano. Analistas y estudios muestran que el costo se traslada, al final, a los consumidores estadounidenses.
“Es nuestra declaración de independencia económica”, dijo Trump durante su anuncio. “Los empleos y las fábricas volverán rugiendo a nuestro país, y ya lo están viendo suceder”, prometió.
Aferrado a una gran pancarta en la que se mostraban las tasas arancelarias que pagaría cada país, Trump anunció una base del 10 % para todos y tasas aún más altas para los países que definió como los “peores infractores”, entre los que figurarían China, Camboya, Vietnam y la Unión Europea.
A diferencia de lo que podría creerse, son los importadores estadounidenses quienes pagan por los aranceles; no los países a los que se impone el arancel. Y esos importadores trasladan parte o la totalidad de los costos a los consumidores estadounidenses.
Así lo explica a CNN el profesor de Gobierno y Políticas Públicas de la Universidad de Cornell, Gustavo Flores-Macías. “Trump dice que los beneficiados son los estadounidenses, a través de la recaudación del Gobierno, y que son ‘otros’ los que pagarán. Pero la pregunta de quién paga por esto queda perdida en el lío general”.
La mayoría de los economistas están de acuerdo en que los aranceles son pagados por el país que importa los bienes y que, históricamente, esto ha significado precios más altos para los consumidores.
“La inflación es la forma en la que el costo de los aranceles pasa a los consumidores finales. La gente pagará más por el mismo producto”, indica Flores-Macías.
Varios estudios sobre los aranceles impuestos durante el primer mandato de Trump (2017-2021) han demostrado que, en efecto, fueron los estadounidenses quienes soportaron gran parte del costo de los aranceles durante ese periodo.
“Los importadores estadounidenses asumieron casi la totalidad del costo de estos aranceles, ya que los precios de importación aumentaron al mismo ritmo que estos”, indica un estudio de la Comisión de Comercio Internacional de Estados Unidos (USITC, por sus siglas en inglés) publicado en marzo de 2023.
Allí se decía que, de acuerdo con una estimación, “los precios aumentaron aproximadamente un 1 % por cada incremento del 1 % en los aranceles”, lo que significa que los estadounidenses pagaron el costo de los aranceles a través de la inflación.
Este miércoles, la Federación Nacional de Minoristas (NFR, en inglés) de EE.UU. lanzó una advertencia en el mismo sentido: “Los aranceles son un impuesto que paga el importador estadounidense y que se trasladará al consumidor final”, declaró David French, vicepresidente ejecutivo de relaciones gubernamentales de la organización comercial, en un comunicado.
“Los aranceles no serán pagados por países ni por proveedores extranjeros”, continuó.
Además, French dijo que esto podría afectar negativamente a millones de empresas estadounidenses: “Más aranceles se traducen en mayor ansiedad e incertidumbre para las empresas y los consumidores estadounidenses”, indicó.
“Si bien a los líderes en Washington puede que no les importe el aumento de precios, a las familias estadounidenses trabajadoras sí”, agregó.
Este jueves, la NRF publicó su pronóstico de ventas minoristas para 2025, proyectando un crecimiento de entre el 2,7 % y el 3,7 %, hasta alcanzar entre US$ 5,42 billones y 5,48 billones, lo que marca un probable retroceso respecto al crecimiento anual de ventas del 3,6 % registrado el año pasado.
“Son los datos concretos sobre empleo, ingresos e inflación inducida por aranceles, no la confianza del consumidor, los que respaldan nuestra perspectiva de una trayectoria más lenta del gasto del consumidor”, declaró Jack Kleinhenz, economista jefe de la NRF, en un comunicado.
Aunque Trump prometió que los aranceles generarán crecimiento en EE.UU., los economistas temen que los mismos redunden en una dolorosa recesión. Casi de forma inmediata, los primeros crujidos de la economía se empezaron a sentir: caída de las bolsas mundiales, despidos en varios países (incluido EE.UU.) y el desplome de los precios del petróleo, entre otras cosas.
Se trata de efectos colaterales de las tarifas que también afectarán en el mediano o incluso en el corto plazo a los estadounidenses, que podrían sufrir, por ejemplo, a través de los despidos.
“El dinero extra de los aranceles va al Gobierno de EE.UU., que lo recauda como cualquier otro impuesto, lo que —siguiendo el discurso de Trump— implicaría la posibilidad de aliviar las cargas tributarias. Sin embargo, el gran temor es que esa inflación genere un enfriamiento del consumo, una caída de las ventas, estancamiento económico y, en última instancia, una recesión”, explica Flores-Macías a CNN.
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