EE.UU. enfrenta escepticismo europeo en un último intento por incautar US$ 300.000 millones en activos rusos para Ucrania
Por Kayla Tausche, Alex Marquardt, Jennifer Hansler y Oren Liebermann, CNN
A pocos días de entregar las llaves del Gobierno de Estados Unidos, la administración Biden está haciendo un último esfuerzo para apoderarse de cientos de miles de millones de dólares en activos rusos como futura palanca de negociación para Ucrania, según dos altos funcionarios de la administración.
Altos asesores de Biden han estado trabajando para convencer a los socios europeos de que apoyen el traslado de unos US$ 300.000 millones de dinero ruso a una nueva cuenta de garantía bloqueada que solo se liberaría como parte de un acuerdo de paz. El dinero pertenece al Banco Central ruso y fue congelado inicialmente hace tres años, después de que Rusia invadiera Ucrania.
La mayor parte de ese dinero sigue retenido en bancos europeos, aunque una fracción permanece en bancos con sede en Estados Unidos.
La incautación de los activos tendría por objeto enviar un mensaje simple a Moscú, dijo un alto funcionario de la administración a CNN: “Si quieres recuperar tu dinero, vas a tener que venir a hablar”.
Altos funcionarios de Biden consultaron sobre la idea con el equipo de seguridad nacional del presidente electo Donald Trump, incluido el senador Marco Rubio, su secretario de Estado designado, y el representante Mike Waltz, elegido para asesor de seguridad nacional.
El bando de Trump, según personas familiarizadas con el asunto, apoya en general la estrategia, creyendo que el dinero incautado podría dar a Rusia un nuevo incentivo para sentarse a la mesa de negociaciones, ya que Trump quiere ver un final rápido a una guerra que cree que ya ha durado demasiado.
Los europeos, sin embargo, no son tan partidarios de la idea y han expresado su preocupación por la violación del derecho internacional si los bancos confiscan directamente el dinero de Rusia.
Durante más de un año, funcionarios estadounidenses han trabajado para aliviar esas preocupaciones y encontrar una manera de utilizar el dinero ruso congelado de una forma que pudiera beneficiar a Ucrania. En un acuerdo que se consideró un compromiso, los países del G-7 acordaron el año pasado utilizar los intereses devengados por las inversiones congeladas, que generan un rendimiento anual de unos US$ 5.000 millones como préstamo a Ucrania.
El préstamo resultante de US$ 50.000 millones se devolvería con los beneficios de las inversiones a lo largo de una década.
A pocos días de una transición de poder en Washington, los europeos siguen siendo escépticos sobre la confiscación del principio del efectivo ruso congelado, dijeron fuentes a CNN, por lo que es muy poco probable que se llegue a un acuerdo antes de que Trump asuma el cargo.
Altos funcionarios estadounidenses sugirieron que Friedrich Merz, el líder del partido Unión Cristianodemócrata de Alemania que está a punto de convertirse en canciller, está abierto a la idea de llevar a cabo la estrategia; pero no ha asumido el cargo.
El presidente Joe Biden tenía previsto debatir la cuestión con los dirigentes italianos y el presidente de Ucrania, Volodymyr Zelensky, durante una reunión en Roma esta semana, que EE.UU. canceló mientras el incendio más destructivo de la historia de Los Ángeles arrasaba la ciudad. Biden habló por teléfono con Zelensky el pasado viernes. No está claro si surgió el tema del dinero ruso.
La Casa Blanca apoya desde hace tiempo el uso de los U$S 300.000 millones de activos rusos congelados para financiar la reconstrucción de Ucrania y aumentar su influencia. En reuniones recientes, Biden ha abordado personalmente el tema con los líderes del G-7, según un funcionario de la Casa Blanca.
En sus últimas semanas, el equipo de Biden ha buscado otras formas de reforzar la posición de Ucrania en el campo de batalla y su balance de cara a la investidura de Trump. La semana pasada, Estados Unidos anunció nuevas sanciones contra barcos secretos que transportaban energía rusa. Eso se produjo un día después de que la Casa Blanca dijera que enviaría un último tramo de armas por valor de US$ 500 millones, con lo que el importe total de la ayuda de seguridad para Ucrania superaría los US$ 65.000 millones.
Los funcionarios de Biden han subrayado que quieren dejar a la administración Trump con la mano más fuerte posible en Ucrania.
En una rueda de prensa celebrada en París la semana pasada, el secretario de Estado Antony Blinken volvió a insistir en que la administración saliente quiere asegurarse de que, si la administración Trump decide negociar, lo haga desde una “posición de fuerza y que el presidente Trump pueda conseguir el acuerdo más fuerte posible”.
Trump ha expresado en repetidas ocasiones su deseo de poner fin rápidamente a la guerra. Blinken reconoció que “estamos en un punto del próximo año en el que puede que las partes opten por negociar”.
Aunque el Gobierno de Biden se ha apresurado a utilizar la mayor cantidad posible del dinero autorizado por el Congreso para enviar a Ucrania, no habrá podido desembolsarlo todo antes de que expire su mandato la próxima semana. Habrá “algo menos de US$ 4.000 millones” en fondos de la Autoridad Presidencial de Reducción que pasarán de la administración saliente de Biden a la entrante de Trump para financiar la ayuda a Ucrania, según un portavoz del Departamento de Defensa.
En cuanto al programa de préstamos del G-7, Estados Unidos se comprometió a aportar US$ 20.000 millones y entregó su parte al Banco Mundial en diciembre. Pero solo se han desembolsado US$ 1.000 millones, con el resto pendiente recibirse según el calendario del Banco Mundial, dijeron funcionarios ucranianos. Hasta qué punto la administración Trump podría tratar de recuperar el resto si no se ha entregado es motivo de preocupación entre los funcionarios ucranianos.
El Kremlin calificó la transferencia de US$ 1.000 millones de robo y ha criticado repetidamente la congelación de sus activos.
“Este dinero nos fue robado, y el bloqueo de nuestros activos es absolutamente ilegal, viola todas las normas y reglas”, declaró el portavoz de Putin, Dmitry Peskov, a la prensa el mes pasado.
En una entrevista reciente, Zelensky dijo que le dijo a Trump que, en lugar de eso, les diera los US$ 300.000 millones en activos rusos congelados para cimentar la fortaleza del Ejército ucraniano como una especie de garantía de seguridad que Ucrania querría para aceptar poner fin a la guerra.
“Tomen dinero, lo que necesitamos para nuestra producción interior, y compraremos todas las armas de Estados Unidos”, dijo Zelensky. “No necesitamos regalos de Estados Unidos. Será muy bueno para su industria, para Estados Unidos. Pondremos dinero allí. Dinero ruso, no ucraniano, no europeo”.
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