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Es estadounidense e hija de inmigrantes, pero eligió Colombia como su nuevo hogar: “Me siento en paz”

Por Rocío Muñoz-Ledo, CNN en Español

Alyssa Bolaños, de 34 años, siempre tuvo en mente la idea de vivir fuera de Estados Unidos. Nacida en Túnez, hija de madre cubana y padre tunecino, creció en Nueva York, pero los últimos años en Orlando hicieron que su inquietud por buscar un lugar diferente se intensificara. La combinación de políticas migratorias restrictivas, inseguridad en las escuelas y un sistema de salud costoso terminó de convencerla de que era momento de partir.

“No queríamos vivir con ese peligro, no queríamos que nuestros hijos crecieran así”, explica Alyssa, quien junto a su esposo colombiano y sus hijos decidió mudarse a Colombia hace cuatro meses. “Primero fue el clima político, después la inseguridad en las escuelas y, finalmente, la salud física y mental. En Estados Unidos es casi imposible ir al hospital sin preocuparte por las deudas. Esto pesó mucho en nuestra decisión”, agrega.

Su historia refleja un fenómeno que, según datos de la firma de análisis Gallup, ha crecido en la última década: cerca del 40 % de las mujeres estadounidenses entre 15 y 44 años querrían vivir fuera del país si tuvieran la oportunidad, un porcentaje que casi duplica al de los hombres en el mismo rango de edad.

Estas cifras, explica la firma, reflejan únicamente aspiraciones y no intenciones o planes reales. Pero parecen evidenciar una tendencia que, según Gallup, comenzó hace más de una década: un número creciente de mujeres jóvenes estadounidenses está reconsiderando cómo ven su futuro.

“Los datos indican que millones de mujeres jóvenes estadounidenses cada vez imaginan más su futuro en otro lugar”, dice Gallup.

Aunque la decisión de Bolaños de finalmente dejar Estados Unidos se concretó en los últimos meses, durante el segundo mandato de Donald Trump, la tendencia de mujeres que consideran irse del país aumentó de manera constante desde el final del Gobierno de Obama, según Gallup.

Alyssa trabajó durante 10 años como asistente legal especializada en migraciones, ayudando a personas a recolectar evidencia y preparar sus casos ante las cortes de inmigración. La primera presidencia de Donald Trump marcó un punto de quiebre en su vida: los cambios constantes en las políticas migratorias, los discursos sobre los inmigrantes y las amenazas a los derechos de las mujeres impactaron directamente su salud mental. “No podía con todos los cambios y ahora la situación es aún peor”, asegura.

El acceso a la salud fue otro factor determinante. “Poder ir al doctor, al dentista, recibir tratamiento médico sin preocuparte por endeudarte es un lujo que en Estados Unidos parece imposible. Ahí es donde realmente ves la contradicción: el país más rico del mundo no garantiza algo tan básico como la salud”, afirma. Para Alyssa, el beneficio económico de vivir en Latinoamérica mientras se mantiene un ingreso en dólares también fue un factor, aunque reconoce que no era lo más importante.

Su llegada a Colombia fue un regreso a sus raíces familiares, pero también un descubrimiento cultural. “Siempre pensé que quería vivir aquí. Ahora siento que es mi hogar. Criar a mis hijos en esta cultura, con su familia y sus raíces, ha sido un privilegio. La gente es increíblemente amable, y hay un sentido de comunidad que no conocía en Estados Unidos”, dice.

A pesar de su entusiasmo, Alyssa reconoce los desafíos que conlleva mudarse a otro país. Medellín, donde vive actualmente, enfrenta problemas de gentrificación. “Somos conscientes de que al ganar en dólares podemos afectar la economía local. Por eso intentamos apoyar negocios locales y no solo consumir en los barrios turísticos. No queremos ser parte del problema”, explica.

Su experiencia también la ha llevado a ayudar a otros estadounidenses que buscan emigrar. A través de su trabajo en creación de contenido y marketing, ofrece información y asesoría para quienes quieren explorar la vida fuera de Estados Unidos, aunque aclara que lo hace con un enfoque educativo. “Creo que todos tenemos derecho a viajar y conocer el mundo. No se trata solo de dinero o estatus; es una oportunidad de aprender y crecer”, dice.

La decisión de Alyssa no fue únicamente una búsqueda de estilo de vida. Para ella, dejar Estados Unidos fue una respuesta a problemas concretos: el aumento de tiroteos en escuelas, la incertidumbre sobre los derechos de las mujeres y las políticas contra los inmigrantes. “Soy inmigrante, hija de inmigrante, y no podíamos seguir con esa presión. Vivir aquí nos da seguridad y paz que allá era imposible de conseguir”, señala.

El contraste entre Colombia y Estados Unidos es claro para Alyssa. “La comida es más sana, el acceso a la salud es real, no hay tiroteos en las escuelas y la comunidad es más unida. El sueño americano, ya veo que eso es una mentira; aquí realmente podemos vivir tranquilos”, afirma.

Alyssa también advierte sobre el miedo que sienten quienes consideran mudarse. “Entiendo que salir del único país que conoces da miedo, pero el mundo es grande y lleno de culturas y experiencias. Vale la pena tomar el riesgo. Y si algo no funciona, siempre se puede regresar”, asegura.

Su historia es un ejemplo de la tendencia creciente de mujeres estadounidenses que evalúan su futuro fuera de Estados Unidos, un fenómeno impulsado por factores políticos, sociales y económicos, según Gallup.

De acuerdo con la encuesta, el interés creciente por abandonar el país no depende solo de la edad o el género, sino también de las actitudes políticas. En 2025, existe una brecha de 25 puntos en el deseo de migrar entre quienes aprueban y quienes desaprueban el liderazgo del país.

Este fenómeno no siempre estuvo tan politizado. Entre 2008 y 2016, las aspiraciones de migrar eran similares sin importar la opinión sobre el liderazgo nacional. Tras la elección de Trump, 2017 fue el primer año en que la brecha superó los 10 puntos, dice Gallup. Durante su primer mandato, la diferencia promedio en el deseo de migrar entre quienes aprobaban y desaprobaban al gobierno fue de 14 puntos, según la encuesta. Bajo Biden, la brecha se redujo a ocho puntos, antes de subir nuevamente a 25 en 2025, el primer año del segundo mandato de Trump.

Alyssa dice que encontró en Colombia un equilibrio entre seguridad, salud, comunidad y raíces familiares. “En una palabra, lo que he encontrado aquí es comunidad. Me siento en paz y en casa”, cuenta.

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