El regreso de Erik Prince: cómo un conocido contratista militar volvió a entrar en la órbita de Trump
Por Zachary Cohen, Phil Mattingly y Priscilla Alvarez, CNN
A finales de enero, Erik Prince, un antiguo aliado del presidente Donald Trump y un conocido contratista de seguridad privada, reunió a varios ejecutivos en Washington para debatir cómo sus empresas de seguridad privada podrían ayudar a la nueva administración a deportar a millones de inmigrantes indocumentados.
Una propuesta en concreto llamó la atención de Prince: la idea de enviar a los migrantes con antecedentes penales a otro país para su detención mientras esperaban el tránsito a sus países de origen.
En los meses previos a la victoria de Trump en noviembre, Prince había entablado una relación de trabajo con el presidente de El Salvador, Nayib Bukele, que no todos los presentes en la reunión conocían. Los funcionarios de Trump también habían mantenido conversaciones por separado con Bukele sobre la aceptación de migrantes indocumentados procedentes de Estados Unidos.
Prince finalmente se excusó del grupo y dijo a los reunidos que planeaba presentar la idea de la detención directamente a Bukele.
La semana siguiente, Bukele estuvo junto al secretario de Estado Marco Rubio en la residencia presidencial de San Salvador para hacer un importante anuncio:
El Salvador no solo aceptaría y encarcelaría a cientos de miles de inmigrantes indocumentados violentos que se encuentran actualmente en Estados Unidos, sino que también acogería a “peligrosos delincuentes estadounidenses detenidos en nuestro país, incluidos los que tienen ciudadanía estadounidense y los residentes legales”.
La oferta fue tan notable como jurídicamente endeble, con un líder mundial discutiendo públicamente la detención de ciudadanos estadounidenses en suelo extranjero.
El Departamento de Estado ha dicho poco desde entonces sobre qué elementos del acuerdo, si es que hay alguno, podrían utilizarse. Pero el episodio, incluida la línea directa de Prince con Bukele, de la que se informa aquí por primera vez, demuestra cómo un antiguo paria de Washington se ha reincorporado a la órbita de Trump.
Las entrevistas con más de una docena de funcionarios del gobierno actuales y anteriores y personas cercanas a Prince sugieren que ha ganado terreno dentro de la segunda administración de Trump y se está moviendo rápidamente para aprovechar su influencia en la búsqueda de creencias políticas de larga data, algunas de las cuales podrían convertirse en un gran negocio para él.
Prince fue expulsado de hecho al final del primer Gobierno de Trump, y le prohibieron la entrada al Pentágono y a la CIA por parte de funcionarios que consideraban que sus ideas de utilizar fuerzas mercenarias en todo el mundo traían consigo un escrutinio no deseado y traspasaban los límites de la legalidad en su intento por conseguir contratos gubernamentales, según múltiples fuentes familiarizadas con el asunto.
Las Naciones Unidas investigaron a Prince por sus negocios en el extranjero, incluidas supuestas violaciones de tráfico de armas como parte de una operación fallida de mercenarios en Libia. (Prince ha negado haber participado en operaciones en Libia en ningún momento).
Pero con la vuelta de Trump al cargo, ese escrutinio parece haber disminuido, ya que Prince ha vuelto a conseguir una posición de influencia.
Prince ha sido visto repetidamente en el Pentágono por primera vez desde su excomunión no oficial del edificio en 2020, y está intentando unirse a dos consejos asesores clave de Defensa, según dos fuentes familiarizadas con el asunto. Eso podría ponerlo en contacto regular con altos funcionarios del Pentágono.
Prince también participa en chats de texto grupales que incluyen a altos funcionarios del Departamento de Seguridad Nacional, el Departamento de Estado y el Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, según múltiples fuentes familiarizadas con el asunto.
El Departamento de Estado no respondió a las solicitudes de comentarios.
Prince ganó notoriedad por primera vez durante la guerra de Iraq cuando su empresa privada de contratación Blackwater provocó indignación internacional después de un tiroteo mortal en 2007 que mató a civiles iraquíes.
Blackwater perdió un contrato de US$ 1.000 millones con el Departamento de Estado para proteger al personal diplomático estadounidense en 2009, después de que el gobierno de Iraq se negara a renovar la licencia de funcionamiento de la empresa.
Incluso antes de la victoria electoral de Trump en 2024, Prince estaba proponiendo discretamente ideas controvertidas, aunque familiares, para ejecutar lo que ahora son algunas de las directivas de política exterior más desafiantes de Trump, según dos personas familiarizadas con su forma de pensar.
Las últimas propuestas de Prince se centran en utilizar su red de contratistas privados, entre los que se encuentran antiguos miembros de las fuerzas especiales estadounidenses, como solución general para una serie de posibles iniciativas de Trump, desde deportaciones hasta operaciones contra grupos terroristas designados en el extranjero, pasando por la ayuda para asegurar valiosos yacimientos minerales enterrados en suelo extranjero.
Una propuesta de 26 páginas revisada por CNN pide que se delegue en contratistas de seguridad privada la rápida deportación de inmigrantes indocumentados. La propuesta sugiere contratar a agentes retirados del ICE y la CBP, así como a agentes retirados de las fuerzas del orden estatales y locales y a veteranos debidamente entrenados para arrestar a personas.
“En cada crisis, encuentra la manera de meter las narices”, dijo una persona familiarizada con el reciente cabildeo de Prince.
“Constantemente presenta planes para solucionar problemas de seguridad nacional con su empresa”, dijo a CNN otra fuente familiarizada con los esfuerzos de Prince.
Prince planteó recientemente a altos funcionarios de Trump la posibilidad de utilizar contratistas militares privados para ayudar a llevar a cabo operaciones contra los rebeldes hutíes en Yemen, según tres fuentes familiarizadas con el asunto. Aunque los detalles de la propuesta de Yemen siguen sin estar claros, las fuentes la describieron como una adaptación de sus planes anteriores de utilizar contratistas privados en puntos conflictivos como Afganistán y Somalia.
“Ha presentado el plan en numerosas ocasiones, pero no ha llegado a ninguna parte”, dijo una de las fuentes, y añadió que Prince ha presentado el plan en repetidas ocasiones a varios altos funcionarios del Consejo de Seguridad Nacional y a otros en la órbita de Trump.
Cuando CNN le preguntó si quería hablar de sus recientes propuestas, Prince respondió: “No, gracias”.
Prince también parece estar involucrándose en la represión de seguridad de Ecuador. El presidente Daniel Noboa reveló en una publicación del 11 de marzo en Instagram que se reunió con el fundador de Blackwater para formar una “alianza estratégica” contra el narcoterrorismo y la pesca ilegal. Un día antes, Noboa había anunciado la inminente llegada de “fuerzas especiales del extranjero” para hacer frente a la delincuencia en las zonas más violentas de Ecuador, aunque no especificó su procedencia.
La medida señala un papel cada vez más importante de la empresa de seguridad privada de Prince en la lucha del país contra el crimen organizado. CNN se puso en contacto con la oficina de Noboa para obtener más detalles.
De vuelta en Estados Unidos, algunos exfuncionarios se estremecen ante la posibilidad de que Prince reciba nuevos poderes y presente a los contratistas de seguridad privada como una forma de lograr el objetivo de Trump de llevar a cabo deportaciones masivas.
“Esto no es solo una mala política, es una escalada peligrosa y antiestadounidense”, dijo Jason P. Houser, exjefe de personal del ICE durante el Gobierno de Biden. “Los planes de deportación masiva entregados a mercenarios con fines de lucro con un historial de fracasos y abusos en el extranjero devastarán nuestras comunidades”.
El contacto de Prince con altos funcionarios estadounidenses sigue estando limitado en gran medida a canales privados y aún no ha conseguido una reunión formal en la Casa Blanca para discutir sus planes de inmigración y Yemen, añadió la fuente.
La Casa Blanca de Trump parece mantener a Prince a distancia, al menos por ahora. Pero su actividad ha empezado a hacerse notar. Después de que Politico informara en febrero sobre la propuesta de Prince de utilizar contratistas de seguridad privada para arrestar a inmigrantes indocumentados, se le preguntó específicamente a Trump al respecto. Aunque dijo a los periodistas que no había visto la propuesta, afirmó que “no se opondría”.
En una entrevista concedida a NewsNation el mes pasado, Prince rechazó que la propuesta fuera para un “ejército privado”, afirmando: “Fue un memorándum generado para describir cómo lograr la logística necesaria para trasladar a los millones de personas que pretenden deportar”.
Los esfuerzos de Prince han sido alentados por una red de aliados cercanos a Trump que, en muchos casos, fueron empujados a la periferia por figuras republicanas más establecidas en el primer mandato, pero que se han convertido en personas críticas en las primeras semanas del segundo.
Algunos funcionarios actuales y anteriores han proporcionado discretamente a Prince su opinión sobre algunas de sus recientes propuestas antes de que las presente formalmente a la Casa Blanca, según dos fuentes informadas sobre el asunto.
Entre los aliados más cercanos de Prince, según las fuentes, se encuentran el secretario de Defensa Pete Hegseth y la directora de Inteligencia Nacional Tulsi Gabbard. Prince sirvió como testigo de carácter para Gabbard, quien pasó semanas como una de las nominadas al gabinete más controvertidas de la administración debido a las preocupaciones de algunos senadores republicanos sobre su preparación para el cargo.
Gabbard fue confirmada el mes pasado y ahora dirige las mismas agencias de inteligencia que tienden a considerar a Prince como “radioactivo”, en palabras de un alto funcionario, que señaló “el bagaje de su época al frente de Blackwater y los conflictos de intereses posteriores”.
Los esfuerzos de Prince por ejercer presión se intensificaron tras la victoria de Trump en noviembre. En el período previo a la toma de posesión del 20 de enero, Prince trató de reestablecerse en la órbita del presidente, tendiendo la mano a los aliados que ayudaban en el proceso de transición para plantear varios planes de uso de contratistas privados, según fuentes.
Prince también hizo múltiples viajes al resort Mar-a-Lago de Trump durante este período, uniéndose a los partidarios de MAGA y a otros que buscaban influencia en la nueva administración mientras rendían homenaje al presidente entrante.
Las fuentes dicen que Prince ha puesto su mirada en convertirse en una especie de asesor en la sombra de la nueva administración, sobre todo en lo que respecta a la reforma del sistema de inmigración de Estados Unidos.
Prince ha dicho a sus asociados que su interés por Bukele surgió por primera vez hace casi exactamente un año en la conferencia anual conservadora del CPAC celebrada a las afueras de Washington, según han contado dos de esos asociados a CNN.
Prince, miembro de la junta directiva del CPAC, estaba tras bambalinas cuando llegó la caravana de Bukele para su turno de intervención programado. Prince relató cómo le impactó la respuesta de los trabajadores de cocina y del personal de la convención, que recibieron la llegada de Bukele con vítores y pancartas.
El discurso de 23 minutos que Bukele pronunció cuando subió al escenario entrelazó hábilmente la historia de su propio ascenso político y la declaración de guerra a las pandillas de su país.
La multitud de activistas conservadores y cabezas de cartel respondió con una ovación de pie.
Seis meses después, Prince estaba en El Salvador, recorriendo la notoria megaprisión del país, CECOT, que ha servido como el eje publicitado del asalto frontal de Bukele a la violenta cultura de las pandillas que había asolado el país en los años anteriores a su primera victoria electoral.
Prince dijo a sus asociados que le llamó la atención una población de reclusos que consideraba “dócil” y totalmente bajo el control de los guardias a pesar de sus violentos antecedentes.
Al día siguiente, Prince se reunió por primera vez con Bukele.
Le dijo a Bukele que había visto su discurso en CPAC, que según él, “fue fantástico”, según un video de su reunión compartido con CNN.
Prince continuó diciendo que estaba “muy impresionado” por lo que vio en CECOT y prometió “volver con orgullo y contar la buena noticia” que él creía que representaba la prisión cuando regresara a Estados Unidos.
La idea de que El Salvador podría utilizar una versión ampliada de su modelo penitenciario para hacerse cargo de inmigrantes indocumentados criminales de EE.UU. a una fracción del costo de alojarlos en instalaciones estadounidenses “tenía mucho sentido”, Prince compartiría más tarde con asociados, según una persona familiarizada con el asunto.
Cuando se le preguntó sobre su relación con Prince, una persona familiarizada con los tratos internacionales de Bukele dijo a CNN: “El presidente Bukele es increíblemente estratégico en sus negocios y tratos diplomáticos. No entraría en un trato con alguien como Prince si creyera que conduciría a una división entre El Salvador y Estados Unidos. Esto es algo que investigaría a fondo antes de seguir adelante con cualquier acuerdo de contratación privada”.
Prince también compartió su aprecio por otra parte del atractivo de El Salvador.
“El surf es fantástico”, diría Prince más tarde durante un episodio de su podcast, “Off Leash”. “Hay una cultura de surf fantástica en la costa del Pacífico: muy barato, buena comida y algunos complejos de surf realmente geniales”.
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