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¿Pueden los rebeldes islamistas sirios gobernar el país? Su dominio en Idlib ofrece pistas

Por Mostafa Salem, CNN

Cuando el primer ministro nombrado por los rebeldes de Siria se sentó el martes por primera vez con funcionarios del derrocado régimen de Assad, el telón de fondo incluía la bandera de la revolución siria junto a otra que llevaba la declaración islámica de fe que a menudo es exhibida por los yihadistas.

La elección de la escenografía para la primera reunión del gabinete de los rebeldes que se hizo pública para discutir la transición de poder desde la caída del régimen de Bashar al-Assad provocó controversia, con los escépticos tomando las redes sociales para criticar la medida.

Los rebeldes pudieron haber tomado nota. En una entrevista televisada posterior con Al Jazeera, el primer ministro interino, Mohamed al-Bashir, quien hasta esta semana gobernaba la pequeña y conservadora provincia de Idlib en nombre de los rebeldes, apareció sólo con la nueva bandera siria.

Cómo gobernaron los rebeldes Idlib, en el noroeste de Siria, ofrece una perspectiva sobre cómo podrían gobernar el país. Expertos y residentes de Idlib describen su gobierno como pragmático e influenciado tanto por la presión interna como externa, con esfuerzos por distanciarse de un pasado yihadista y ganar aceptación internacional. Sin embargo, su régimen está lejos de ser democrático o liberal. Advierten que gobernar una nación grande y diversa como Siria será un desafío completamente diferente.

Abu Mohammad al-Jolani, el líder de Hayat Tahrir Al Sham (HTS), el grupo islamista que lideró la ofensiva rebelde para derrocar al régimen de Assad, optó por gobernar desde las sombras y eligió a un tecnócrata —Bashir— para liderar Siria en el interinato. Ha dicho que sus funcionarios ganaron valiosa experiencia al gobernar Idlib, pero reconoció que eso podría no ser suficiente.

“Ellos (los rebeldes) empezaron de la nada, Idlib es pequeño y sin recursos, pero gracias a Dios pudimos hacer realmente buenas cosas en el pasado… su experiencia no es cero y hay (áreas) en las que tuvieron éxito”, dijo Jolani a Mohammed Jalali, el primer ministro de Assad, en una reunión el lunes para discutir la transferencia de poder. “Sin embargo, no podemos prescindir de la vieja (guardia) y tenemos que beneficiarnos de ellos”, agregó.

En solo 13 días, los ministros de Jolani pasaron de gobernar la pequeña provincia de Idlib a aspirar a gobernar Siria tras su primer cambio de régimen en seis décadas. Expertos y residentes que vivieron bajo el Gobierno de Salvación Sirio (SSG, por sus siglas en inglés) dirigido por los rebeldes afirman que el inexperto gabinete tendrá que adaptarse significativamente si quiere dirigir con eficacia el período de transición.

El Dr. Walid Tamer, residente en Idlib que fue testigo de la transformación de la provincia bajo el dominio rebelde y dijo haber interactuado personalmente con Jolani, elogió la gobernanza del SSG en Idlib, afirmando que se protegía la libertad de expresión. Pero advirtió que los rebeldes no están preparados para gobernar el resto del país.

“Pasaron de gobernar Idlib a gobernar toda una nación… No creo que las capacidades del gobierno que vimos sean suficientes para la tarea de gobernar toda Siria”, afirmó Tamer, jefe de la Unión de Médicos Libres del norte de Siria, quien se describe a sí mismo como liberal.

Idlib era “muy segura” bajo el gobierno del SSG, afirmó, añadiendo que los rebeldes no impusieron restricciones a los viajes y desplazamientos dentro de la provincia controlada por el HTS.

“Siria en su conjunto era un lugar difícil para vivir, pero el (SSG) nunca interfirió en tu vida personal. Había productos disponibles y no se imponían limitaciones a tu vestimenta o a cómo vivías tu vida», afirmó.

Sin embargo, la vida en la provincia no era próspera. Abdel Latif Zakoor, un residente de Idlib que vivió bajo el dominio rebelde pero que ahora se trasladó a Turquía, dijo a CNN que las condiciones económicas bajo el SSG eran “muy difíciles”.

“No había suficiente trabajo y mucha gente se quedaba en casa”, dijo.

Cuando Jolani expandió su influencia en Idlib en 2017, eliminó a los grupos islamistas rivales y respaldó un nuevo proyecto para instalar un gobierno civil formado por tecnócratas locales y académicos, rompiendo con otros métodos yihadistas que veían la coerción religiosa bajo el imperio de la espada en los territorios que capturaban.

“Antes del Gobierno de Salvación había muchas facciones diferentes que tenían sus propios tribunales de justicia, prisiones y servicios sociales (…) Se impuso a otras facciones y les quitó sus responsabilidades de gobierno”, explicó a CNN Jerome Drevon, analista que ha investigado a HTS para el centro de análisis International Crisis Group, con sede en Bruselas.

Tras su creación en 2017, el SSG emitió un comunicado en el que esbozaba cuatro principios, uno de los cuales era que la ley islámica sharía es la “única fuente de legislación”, haciendo hincapié en la necesidad de “mantener la identidad siria e islámica del pueblo”, informó Al Jazeera.

El SSG operaba como un gobierno funcional, celebrando publicitadas reuniones de gabinete con funcionarios vestidos de traje, emitiendo comunicados de prensa y supervisando 11 ministerios, entre ellos los de Justicia, Deportes y Educación. Recaudaba impuestos, gestionaba los limitados recursos de Idlib para gobernar a 4 millones de personas y coordinaba con los grupos humanitarios internacionales la entrega de ayuda a los 3 millones de desplazados de la región.

Pero el Gobierno no se elegía democráticamente, sino que los ministros se nombraban mediante la aprobación de la shura, o consejo consultivo, formado por destacadas figuras locales, algunas de las cuales eran seleccionadas por el HTS de Jolani. Ninguna mujer ocupó cargos directivos en el SSG durante sus siete años de gobierno.

“Es un gobierno islámico de forma tecnocrática. Lo que querían era controlar cómo se entiende la religión y cómo se aplica”, afirmó Drevon.

Un informe de Naciones Unidas de 2022 pintó un panorama desolador de cómo era la vida bajo el liderazgo de HTS.

“Las personas fueron detenidas tras comentarios hechos en conversaciones privadas sobre el costo de vida o asuntos religiosos”, según el informe del Consejo de Derechos Humanos de la ONU sobre Siria. “Estos comentarios fueron calificados como difamación y blasfemia, lo que llevó a una sentencia de un año de prisión”, agregó. Señaló que las autoridades “continuaron arrestando a mujeres por estar ‘inapropiadamente’ vestidas y por no cumplir con las prohibiciones relacionadas con el entretenimiento”.

Tamer, quien dijo que negoció con funcionarios de HTS y SSG sobre asuntos médicos, mencionó que a lo largo de los años, Jolani se retiró de los asuntos diarios del gobierno y le dio más autonomía, interviniendo solo en cuestiones mayores que ponían en peligro la influencia de su grupo.

Careciendo de una constitución o una legislatura elegida, los rebeldes gobernaron Idlib por decreto, estableciendo una estructura judicial híbrida civil-islámica que incluía abogados defensores, un fiscal y un proceso de apelaciones.

Jolani fue pragmático al adaptarse a los requisitos de la sociedad que gobernaba, dijo Drevon. Respondiendo al descontento público, eliminó gradualmente la aplicación estricta de la ley islámica, hizo la vista gorda a la mezcla de géneros y al tabaquismo y permitió protestas en su contra. Una unidad de moralidad basada en la ley sharía fue disuelta, pero se alentó a las mujeres a cubrirse el cabello.

“Fue un proyecto exitoso en la práctica porque también hubo cierta aceptación por parte de la población. Era estable, la economía funcionaba mejor (que en el resto de Siria) e incluso el tipo de autoritarismo no era nada comparado con el de la familia Assad”, dijo Drevon.

Pero hubo excepciones. El año pasado, el SSG emitió un “decreto de moralidad” instruyendo a los niños a adherirse a un código de vestimenta islámico y limitando la música en las instalaciones educativas. Jolani intervino para congelar el decreto, temiendo que un alboroto internacional pudiera afectar las donaciones de ayuda, según Drevon.

Otro problema fue el arresto y la supuesta tortura de disidentes que causaron protestas significativas contra Jolani en Idlib el año pasado. Jolani dijo a CNN la semana pasada que los abusos en las prisiones “no se hicieron bajo nuestras órdenes o direcciones” y que HTS ya había penalizado a los perpetradores.

Drevon declaró que la transición de Siria a la democracia va a ser un proceso largo y complicado después de 60 años de dictadura.

“Fue una forma muy nueva de gobernanza (en Idlib) (…) No se puede esperar que un grupo armado en guerra que controla una región muy pequeña cree un sistema social democrático… Tuvieron que ser realistas sobre lo que es posible en la guerra. Siria no ha tenido democracia en cinco, seis décadas. No se volverá democrática en una semana”, dijo.

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